miércoles, 22 de agosto de 2012

Maduramos a base de guantazos invisibles

Tenemos que aprender que no podemos tener todo en esta vida. 
Que tenemos que dar algo cuando recibimos tanto.Que la vida un día es rosa, y otro de color negro.
Que no puedes intentar quedar bien con todo el mundo.
Que un sólo segundo puede cambiarte la vida para siempre.
Que ser el segundo plato de alguien acaba llegando a cansarte.
Que hay que saber valorar todo lo que las otras personas nos han aportado.
Que quien hoy dice blanco, mañana puede decir negro.
Que mentir sólo sirve para ensuciar tu conciencia.
Que si en un momento de tu vida estás mal, no trates de ocultarlo y déjate ayudar.
Que para conseguir la confianza de una persona puedes tardar varios años, pero para perderla bastan sólo unos segundos.
Que no debemos recordar sólo lo malo de las personas.
Que no tenemos que creernos superiores a nadie.
Que hay que pensar en el futuro, pero sin obsesionarse.
Que más vale estar sólo -no que mal acompañado-, sino que incómodo.
Que no te tiene que importar la opinión de otras personas cuando haces algo que te gusta.
Que no hagas algo que no te gusta sólo porque lo hacen los demás.
Que sólo tú eres protagonista de tu propia vida.
Que no puedes criticar a alguien sólo para sentirte superior.
Que la envidia significa que no estamos conformes con nuestra vida.
Que nunca es tarde para pedir perdón.
Que vivir lleno de rencor te amarga la existencia.
Que las cosas se demuestran con hechos, no con palabras.
Que hay que valorar el más mínimo detalle.
Que las personas vienen y van, pero el recuerdo sigue.
Que hay que saber valorar todos los momentos buenos, no un instante malo.
Que los verdaderos amigos se cuentan con los dedos de una mano.


Para todo lo demás, se tú mismo =)

lunes, 23 de julio de 2012

La chica que no quería ser feliz



Otro suspiro. Esta vez más largo, lleno de dudas y de tristeza. Son suspiros que se aferran al pasado, en el cual una vez se fue feliz. ¿Volveré a serlo?, se pregunta, mientras mira fotos y recuerdos del pasado. ¿Qué hubiese pasado si yo no fuera como soy? Preguntas que nunca se deben de hacer, preguntas que no tienen respuesta.
La chica que no quería ser feliz no sabe que tiene la felicidad en su espalda, pero la rechaza pensando que nunca será la misma felicidad que tuvo antes, felicidad en mayúsculas.
La chica que no quería ser feliz canta canciones sola a la luna, cuando podría hacerlo acompañada.
La chica que no quería ser feliz tiene todos los ingredientes de la felicidad, pero no la receta.

Sonríe. Puede que esa sea la receta.



sábado, 15 de octubre de 2011

Gin

Hoy va por esta cosita que todos los días duerme una siestecita conmigo.
Quién me iba a decir que una cobaya iba a ser un mini-perrito, que me despierte a las 7 de la mañana todos los días para que le de comida, que ronrronea cada vez que yo le acaricio, o llora cuando lo despierto de la siesta para echarlo en su jaulita.
Y es que Gin vino así, sin más, vi una bolita de pelo pequeñita en la tienda, que me miraba con unos ojitos... y esa misma tarde estaba en casa.
La de risas que he tenido cuando le daba por hacer popcorning (para los que desconozcan su significado, equivale a cuando la cobaya se pone contenta y empieza a saltar y trotar como un caballo). Recuerdo que un día le hice una "pista de salto" poniendole a saltar un paquete de Filipinos, y él lo saltaba una y otra vez... Tiene que andar por ahí el video.
Pero por aquel entonces yo lo trataba como si fuese hembra, porque el sexo de las cobayas es muy dificil de distinguir, y más aún cuando era una cria. Así que le dije desde Ginny, hasta todos los diminutivos femeninos que se me ocurrían en mis arrebatos de cariño hacia él. Pobrecito, el lio que se tuvo que hacer cuando dejé de llamarle Ginny para llamarlo Gino, aunque casi siempre le decía Gin, un nombre unisex xD.
Y así han pasado lo años, que ya van 3 con esta cosita preciosa, y espero que sean muchos más, que sigo siendo feliz aunque ahora no pueda cogerlo con una mano como antes, aunque esté mucho más gordito que cuando era pequeño, aunque ahora ya apenas salte porque le tiene que pesar el culazo ese que ha echado, pero lo importante es la alegría que me da llegar a casa y que esté él ahí, mirándome, con esa carita de "échame de comer ya, que ya es hora", o pelearme con él porque tira de la manta con la que nos tapamos para dormir la siesta xD.
Y espero que sigas haciendo eso muchos años más

jueves, 13 de octubre de 2011

La felicidad

La felicidad es cuestión de suerte. Es cuestión de tu forma de ser, tanto si te dejas influir mucho por los problemas, como si apenas ocupan espacio en tu memoria.
Yo siempre me he preocupado por el ayer, el hoy, y el mañana, y creo que eso no me ha permitido ser plenamente feliz. Que si los errores del pasado, que si el qué dirán ahora, que si hoy no voy a salir porque tengo que estudiar para mi futuro.... Apartando la felicidad, casi al alcance de mi mano, por muchas preocupaciones.
Y ahora he comprendido que las cosas hay que vivirlas día a día, que un sólo segundo te puede cambiar la vida por completo, que no hay que pensar tanto en la opinión de los demás, ni contentarles a ellos y amargarte tú misma.
Tienes que mostrarles que eres feliz siendo como eres, con tus virtudes y defectos, tienes que enseñarles esa sonrisa en tu cara, eso que te hace feliz en esos momentos, porque puede que nunca más tengas la oportunidad de hacer aquello que te hace feliz.
Que no hagas lo que los demás quieran que hagas, que tu esencia es lo más importante para tí. Debes guiarte según quieran tus pasos, según te dicte el corazón....
.... pero siempre en el buen camino

Orgullo y Prejuicio



No podría decirte qué momento, qué lugar, qué mirada o qué palabra sirvieron de base. Hace ya demasiado tiempo. Lo que sí sé decirte es que para cuando me di cuenta ya estaba metido hasta el cuello.

domingo, 9 de octubre de 2011

Cumbres Borrascosas

Aquí os dejo un fragmento de esta maravillosa novela.
A veces pienso que no pertenezco a esta época

- bien sabes que no me ha olvidado. Te consta que por cada pensamiento que dedica a Linton, me dedica mil a mí. Mi existencia se resumiría en dos fases: condenación y muerte. La existencia sin ella sería un infierno. Pero fui un estúpido al suponer, aunque fuese por un solo momento, que ella preferiría el afecto de Eduardo Linton al mío. Si él la amase con toda la fuerza de su alma mezquina, no la amaría en ochenta años tanto como yo en un día. Y Catalina tiene un corazón como el mío. Antes se podría meter el mar en un cubo que el amor de ella pudiera reducirse a él. Le quiere poco más que a su perro o a su caballo. No le amará nunca como a mí. ¿Cómo va a amar en él lo que no existe?